En este post te vamos a explicar por qué las hojas de tus preciadas plantas deciden volverse amarillas o marrones y, sobre todo, te vamos a contar cómo solucionar de manera sencilla y eficaz el problema que le afecte.
Tanto si empezamos en este mundo, como si llevamos ya un tiempo en él, podemos tener alguna de nuestras plantas en una situación que no sea la mejor. La coloración amarilla o marrón denota un contratiempo, pero también es una señal de alerta que nos permite atajarlo y resolverlo. A continuación te damos los mejores consejos para que puedas desenvolverte a la perfección cuando se presente esta circunstancia.
¿Cuál es el motivo y cómo lo identificamos?
Puede ser causa de varios factores:
1. Por un mal sustrato: Sin duda este es uno de los motivos más comunes. Si tenemos un sustrato muy compacto, o que retenga mucha humedad, es muy fácil que se pudran las raíces de nuestras plantas. Esto repercute en sus hojas, poniéndolas amarillas o negras.
Este punto es muy sencillo de identificar: solo tendremos que sacar el cepellón de la maceta y revisar sus raíces. Sabremos que están podridas por su color negro, y porque se desprenderán muy fácilmente.
2. Nos hemos pasado con el fertilizante: Si no medimos bien las cantidades de fertilizante y nos excedemos con él, es muy probable que quememos las raíces de la planta. Si esto ocurre lo veremos con mucha rapidez en sus hojas (en días), las cuales se volverán amarillas y presentarán un aspecto alicaído.
3. Por una quemadura del sol: Debemos tener en cuenta que hay plantas que no soportan el sol directo (como es el caso de las marantas y las calatheas), por lo que si lo reciben quemaremos sus hojas. Las marcas que dejarán serán marrones y quebradizas.
En Wikiplantas tenemos divididas las plantas según la cantidad de luz que pueden recibir. Pulsando en los botones de abajo podrás ir a la lista de todas las especies que tenemos catalogadas, según necesiten luz indirecta o sol directo.
Y en estos de aquí para ver las que necesitan poca luz, un grado intermedio o mucha cantidad de ella.
4. Plagas: Según la plaga puede afectar a las hojas o a las raíces. Si ataca a las hojas podremos apreciar manchas trasparentes, marrones, amarillas o negras. También puede que observemos que faltan trozos de hoja, e incluso a los bichos en cuestión.
Si afectan a las raíces sólo podremos darnos cuenta si las revisamos. Podemos llegar a sospechar que hay parásitos en ellas por descarte, es decir, que veamos que tiene unas óptimas condiciones en todos los aspectos pero que pese a ello no crece, tiene manchas, y sus hojas están alicaídas y mustias.
5. Exceso de riego o un agua incorrecta: Ésta es también una de las causas más comunes. Si nos pasamos de riego, o usamos un agua con mucho cloro (directa del grifo, sin reposar), acabaremos dañando las raíces tanto o más que si tenemos un mal sustrato.
6. Falta o exceso de humedad: Este caso podremos observarlo en las puntas de las hojas. Si están quebradizas y marrones es muy probable que se deba a una falta de humedad.
Por el contrario, si están negras o amarillas y algo más blandas, es muy probable que se deba a un exceso de humedad. Esto puede causar hongos, por lo que debemos de tener mucho cuidado.
7. Porque la planta acaba de llegar: Este punto es algo que no mucha gente tiene en cuenta, pero es muy común que al comprar una planta perdamos varias hojas o incluso todas. No hay que preocuparse, ya que la planta necesita un tiempo para adaptarse.
Si no sabéis qué hay que hacer cuando llega una nueva planta a casa os recomendamos que os paséis por este post, ¡os puede evitar algún susto que otro!
8. Ciclo natural de las hojas: La gran mayoría de las veces, cuando tenemos una planta con hojas amarillas, se debe a esto. Debemos tener en cuenta que conforme la planta crece, las hojas de más abajo van aportando menos a la planta. Puede ser que se hayan quedado tapadas por el resto y, por lo tanto, no reciban mucha luz; o simplemente que tengan menos vigor que las nuevas, más fuertes y sanas.
La planta al notar estos factores eliminará esas hojas, ya que le suponen más gasto que beneficio. No debemos preocuparnos, simplemente cortaremos esa hoja y listo.
¿Cómo lo podemos solucionar?
1. Si es por el sustrato: Tendremos que cambiarlo entero, limpiando muy bien el cepellón y pasándolo posteriormente a una maceta con un sustrato adecuado. Tuvimos que hacer esto hace un tiempo, y lo documentamos para poder enseñaros el proceso paso a paso. Lo podéis ver haciendo clic en el siguiente enlace: Cómo hacer un cambio de sustrato completo. Además, podéis complementar este punto con este otro post: ¿Cómo crear tu propio sustrato y por qué siempre deberías hacerlo?
Si las raíces están muy dañadas, puede que lo mejor sea esquejar. En estos casos es muy complicado salvar la planta mediante trasplante.
2. Exceso de fertilizante: Nos será muy difícil recuperar la planta. Tendremos que darle mucho tiempo y nada de fertilizante. También podremos cambiar un poco el sustrato, pero sin tocar las raíces. Nuestra recomendación es que esquejemos, ya que es la manera con más posibilidades de éxito.
Si tenéis alguna duda sobre cómo fertilizar y con qué hacerlo, os dejamos aquí enlazado nuestro post sobre fertilización.
3. Quemadura por el sol: En este caso tendremos que cambiar la planta a un lugar donde no le dé tanta luz directa. Si vemos que las hojas están muy dañadas podemos cortarlas para revitalizar la planta.
4. Plagas: Si la plaga está en las hojas tendremos que tratarla con un producto adecuado al tipo que sea. Por norma general, el jabón potásico y el aceite de neem sirven para las más comunes, exceptuando los hongos y las cochinillas. Para los primeros usaremos un antifúngico específico, y para la cochinilla usaremos un bastoncillo o hisopo mojado en alcohol y eliminaremos de una en una manualmente todas las que veamos.
Si encontramos la plaga en las raíces deberemos cortar la parte afectada y tratar el resto con un producto adecuado a la plaga en cuestión.
Sobre todo, tendremos que aislar la planta para que no contagie al resto.
5. Exceso de riego o agua inadecuada: Para solucionar el problema ocasionado por exceso de riego eliminaremos parte de la tierra, secaremos el cepellón con papel de cocina, pondremos tierra seca y reduciremos la cantidad de agua utilizada en el futuro.
Si el problema radica en haber usado un agua rica en cloro (o con demasiados minerales) lo único que tendremos que hacer es tener más cuidado con el agua en los riegos posteriores, usando agua embotellada, de lluvia o reposada mínimo durante 24h.
Si tenemos dudas sobre cuándo debemos regar, podemos utilizar un medidor de humedad de sustrato. ¡No falla!
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6. Falta o exceso de humedad: En el caso de que sea por falta de humedad, lo único que tendremos que hacer es aumentarla de una manera apta según la planta. Os dejamos por aquí un post donde hablamos de diferentes consejos para conseguirla de una manera rápida y eficaz: Cómo aumentar la humedad ambiental para tus plantas.
Si es por exceso, tendremos que ventilar más, no pulverizar y tener controlada la humedad ambiental. Esto lo podemos hacer midiéndola con un hidrómetro.
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Última actualización el 2023-07-22